sábado, 20 de febrero de 2010

Cambiar lo obsoleto

Por Javier Ibarrola


 
En un discurso que rompe con el estilo críptico de anteriores manifestaciones públicas del alto mando militar, el general Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional advirtió que pierden el tiempo aquellos que pretenden dividir a los soldados de aire, mar y tierra, pues “jamás habrá discordancia entre quienes tenemos la misma cuna, la misma forma y un mismo horizonte: México.
El mensaje de Galván Galván, de excelente corte, producido ayer por la mañana en la ceremonia que recuerda “La Marcha de la Lealtad”, no dejó, sin embargo, de responder a críticas y ataques al Ejército surgidos últimamente hasta dentro del congreso. Por eso dijo que la población enaltece sus luchas por la libertad, igualdad y democracia, principales baluartes de su sentido de permanencia. “Esta práctica nos permite ponderar fielmente los actuales desafíos para confirmar a rectificar rumbos y decisiones”.
Y el militar, cuando habla como político, hay que escucharlo detenidamente. Por ejemplo:
“El acuerdo político es actitud propositiva y virtuosa que conduce al consenso por la vía del respeto, la prudencia y la buena intención para escuchar y comprender las razones de los demás. Es expresión de madurez y fino diálogo, que permite capitalizar las coyunturas que se nos presentan”.
Y con dedicatoria al legislativo: “Es ésta una oportunidad inmejorable para tomar decisiones, cambiar lo obsoleto y lo anquilosado, e impulsar lo vigente o innovador. Sólo mediante reformas integrales estaremos en condiciones de consolidar ese bienestar colectivo que todos exigen, pero que no todos procuran.
 
Entendemos, dijo el secretario de la Defensa Nacional, que el poder político es complejo y acumula variados intereses, propios de su naturaleza, normas y fines.
Para quien quiere ver al país avasallado por la confrontación: “La coexistencia pacífica es un bien inestimable. Mal haríamos en ver nubarrones en el porvenir o hacer cábalas con las coincidencias cronológicas, para emplearlas como matriz de nuevas reediciones violentas de la Historia”.
Esta sentencia se inscribe en el reiterado llamado a la conciliación, cuando el anterior secretario de la Defensa Nacional, general Gerardo Ricardo Clemente Vega García, en una similar ocasión dijo: “De cara al futuro, entenderemos lo que es nuestra nación: no la perdamos, urgente es conciliar. El Ejército en esta tarea es y será el primero en decir presente”.
Pero los civiles se tardaron en atender el llamado hecho por Vega García en 2004.
El pasado día cinco en Querétaro se llevó a cabo la ceremonia que recuerda la creación de la Constitución, el presidente Felipe Calderón afirmó que este año del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la revolución, debe ser de reconciliación nacional e hizo un llamado a la unidad para construir una democracia plural que le resulte útil y eficaz al ciudadano.
Se insiste en reconciliar, cuando en todos los frentes se vive otra realidad. Se insiste en reconciliar so pena de perder el país en un futuro cercano, que no otra cosa sería que caer en reediciones violentas de la historia.
Cada año se celebran hechos históricos que están inscritos en la médula del estado y, sin embargo, como dicen los militares, todos quieren el bienestar colectivo, pero no todos lo procuran.
Por eso el alto mando militar, en todas las épocas recientes tiene que salir a recordarle a los civiles que más allá de la reconciliación debe estar el nacionalismo que se requiere para no perder la nación.
Y para lograrlo se requiere el empuje de todos, pero ahí es donde se atora el esfuerzo, pues se pierde el tiempo, quizá no tanto en dividir a soldados y marinos, sino en riñas legislativas y electoreras que desgastan y distraen.
El Ejército está dispuesto, siempre lo está, a “contener en primera línea el daño que la criminalidad organizada causa en la sociedad, nos hace conscientes de los peligros que acechan y de los riesgos que se corren”.
Y está bien que lo hagan, para eso están. Pero no deben hacerlo todo ni solos. O nos formamos todos en la primera línea o los riesgos se convertirán en lo que son: caos y muerte.
 
fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
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miércoles, 17 de febrero de 2010

El Ejército se queda

Por Javier Ibarrola


¿A quién benefician y a qué intereses sirven esas críticas tendenciosas que buscan tergiversar la actuación institucional y profesional del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y poner en duda su profesionalismo e institucionalidad?


Para estas alturas nadie duda que las fuerzas armadas sean el sostén de los gobiernos civiles. Cada uno de los generales que cada seis años ocupan la titularidad de la Secretaría de la Defensa Nacional, han apoyado al presidente en turno, unas veces forzados por la disciplina y otras convencidas de que su presencia en la vida nacional es indispensable.
Veamos: el general Antonio Riviello Bazán, secretario con Salinas de Gortari, detuvo el movimiento zapatista en Chiapas, a pesar de que el presidente decretó un alto al fuego unilateral.
El general Enrique Cervantes Aguirre respaldó a Ernesto Zedillo cuando la economía del país explotó.
El general Ricardo Clemente Gerardo Vega García, dejó pasar a Marcos a la capital y retiró a varias bases en Chiapas, tras decir que “esta decisión es política, no militar, y yo no tengo nada que hacer en política”.
El general Guillermo Galván Galván ha tenido que “comerse” los planes de Calderón en cuanto a la lucha contra al narcotráfico, lucha que no ha salido del todo bien, y le puso banderillas de fuego a legisladores y políticos diciéndoles que las fuerzas armadas robustecen al Congreso y al Poder Ejecutivo, lo que puso a temblar a los líderes civiles; y ahora respaldó las reformas de Calderón, lo que tampoco le gustó a la oposición
Los soldados y los marinos han seguido cabalmente a sus líderes y han cumplido con las órdenes que reciben. Pero la en diversas partes del país la violencia ha sido de tal manera grave y confusa, que los propios ciudadanos, como los de Ciudad Juárez ya no quieren ver a los militares en las calles.
En este recuento vuelve a tener validez lo publicado por el Ejército, nada menos que hace 11 años
“¿Qué pretenden, que nos mantengamos inmaculados dentro de nuestros cuarteles y dejemos que avance el cáncer del narcotráfico y sus delitos colaterales?
¿A quién benefician y a qué intereses sirven esas críticas tendenciosas que buscan tergiversar la actuación institucional y profesional del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y poner en duda su profesionalismo e institucionalidad?
Y es que el narcotráfico no sólo cobró inusitada cuota de sangre, sino que su fuerza colocó al gobierno en la línea de su última defensa, y lo peor es que el presidente da órdenes sin ton ni son, respondiendo al axioma de orden, contraorden; desorden.
No hay nada peor para un Ejército que un mal comandante que no sepa prever las consecuencias de un mal plan. Felipe Calderón comanda en forma suprema las fuerzas armadas, pero las comanda mal.
El año pasado en diferentes ceremonias militares públicas les dijo, primero a los soldados y después de los marinos que muy pronto volverían a sus cuarteles. Y cuando ordenó retirar a dos mil elementos de tropa de Chihuahua parecía que las cosas mejoraban. Y sin embargo fue todo lo contrario, la violencia creció de tal manera que hubo masacres de jóvenes. Calderón, ante los acres reclamos de la gente decidió ir a Ciudad Juárez para escucharlos en directo, y cambiar la estrategia de esta lucha. Para sorpresa de los juarenses, Calderón defendió a capa y espada la necesidad de mantener el Ejército en las calles, en especial de Ciudad Juárez, les guste o no les guste, aunque siguiendo su forma de actuar, envió ya a dos mil policías federales para vigilar la ciudad.
Hoy habrá de estar nuevamente en Juárez y los resultados de su visita distan mucho de ser mejores, porque desde el principio cometió el error de olvidar estrategias básicas que sus asesores seguramente no se las mostraron: por ejemplo:
¿Se exploró y anotó medios no militares que brindan una oportunidad razonable para alcanzar las metas?
¿Había una misión definida y se tenía claro lo que se puede lograr?
¿Cuáles son las amenazas y los riesgos que enfrentarían las fuerzas armadas?
¿Qué nivel de esfuerzo se requería?
¿Cuáles serían los posibles costos, humanos y económicos, de la operación?
Hoy estará Felipe Calderón otra vez en Ciudad Juárez, supuestamente presentará su estrategia. Ya se sabrá qué va a pasar.

De Imaginaria


Opinión de un militar retirado: “Las ideas y el lenguaje de los mexicanos que iniciaron la independencia e hicieron la revolución, entenderían totalmente el contenido del discurso pronunciado por el Sr. Gral. Srio. Galván Galván, “El día de la Lealtad”. ¿Por qué? Porque la actual generación de servidores públicos y oportunistas de otros sectores, utilizan un doble lenguaje, el moral e inmoral. En ninguno de sus actos o acciones se refleja el interés por MEXICO, palabra que sólo tiene un significado en la noble carrera militar. Hoy somos testigos, los soldados en activo y en retiro, de un manejo en la difícil tarea de Gobierno, con errores sin límite y tristemente sin sanciones de ninguna especie, con protagonismos estériles”.

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miércoles, 10 de febrero de 2010

Cambiar lo obsoleto

Por Javier Ibarrola


En un discurso que rompe con el estilo críptico de anteriores manifestaciones públicas del alto mando militar, el general Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional advirtió que pierden el tiempo aquellos que pretenden dividir a los soldados de aire, mar y tierra, pues “jamás habrá discordancia entre quienes tenemos la misma cuna, la misma forma y un mismo horizonte: México.
El mensaje de Galván Galván, de excelente corte, producido ayer por la mañana en la ceremonia que recuerda “La Marcha de la Lealtad”, no dejó, sin embargo, de responder a críticas y ataques al Ejército surgidos últimamente hasta dentro del congreso. Por eso dijo que la población enaltece sus luchas por la libertad, igualdad y democracia, principales baluartes de su sentido de permanencia. “Esta práctica nos permite ponderar fielmente los actuales desafíos para confirmar a rectificar rumbos y decisiones”.
Y el militar, cuando habla como político, hay que escucharlo detenidamente. Por ejemplo:
“El acuerdo político es actitud propositiva y virtuosa que conduce al consenso por la vía del respeto, la prudencia y la buena intención para escuchar y comprender las razones de los demás. Es expresión de madurez y fino diálogo, que permite capitalizar las coyunturas que se nos presentan”.
Y con dedicatoria al legislativo: “Es ésta una oportunidad inmejorable para tomar decisiones, cambiar lo obsoleto y lo anquilosado, e impulsar lo vigente o innovador. Sólo mediante reformas integrales estaremos en condiciones de consolidar ese bienestar colectivo que todos exigen, pero que no todos procuran.

Entendemos, dijo el secretario de la Defensa Nacional, que el poder político es complejo y acumula variados intereses, propios de su naturaleza, normas y fines.
Para quien quiere ver al país avasallado por la confrontación: “La coexistencia pacífica es un bien inestimable. Mal haríamos en ver nubarrones en el porvenir o hacer cábalas con las coincidencias cronológicas, para emplearlas como matriz de nuevas reediciones violentas de la Historia”.
Esta sentencia se inscribe en el reiterado llamado a la conciliación, cuando el anterior secretario de la Defensa Nacional, general Gerardo Ricardo Clemente Vega García, en una similar ocasión dijo: “De cara al futuro, entenderemos lo que es nuestra nación: no la perdamos, urgente es conciliar. El Ejército en esta tarea es y será el primero en decir presente”.
Pero los civiles se tardaron en atender el llamado hecho por Vega García en 2004.
El pasado día cinco en Querétaro se llevó a cabo la ceremonia que recuerda la creación de la Constitución, el presidente Felipe Calderón afirmó que este año del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la revolución, debe ser de reconciliación nacional e hizo un llamado a la unidad para construir una democracia plural que le resulte útil y eficaz al ciudadano.
Se insiste en reconciliar, cuando en todos los frentes se vive otra realidad. Se insiste en reconciliar so pena de perder el país en un futuro cercano, que no otra cosa sería que caer en reediciones violentas de la historia.
Cada año se celebran hechos históricos que están inscritos en la médula del estado y, sin embargo, como dicen los militares, todos quieren el bienestar colectivo, pero no todos lo procuran.
Por eso el alto mando militar, en todas las épocas recientes tiene que salir a recordarle a los civiles que más allá de la reconciliación debe estar el nacionalismo que se requiere para no perder la nación.
Y para lograrlo se requiere el empuje de todos, pero ahí es donde se atora el esfuerzo, pues se pierde el tiempo, quizá no tanto en dividir a soldados y marinos, sino en riñas legislativas y electoreras que desgastan y distraen.
El Ejército está dispuesto, siempre lo está, a “contener en primera línea el daño que la criminalidad organizada causa en la sociedad, nos hace conscientes de los peligros que acechan y de los riesgos que se corren”.
Y está bien que lo hagan, para eso están. Pero no deben hacerlo todo ni solos. O nos formamos todos en la primera línea o los riesgos se convertirán en lo que son: caos y muerte.

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miércoles, 3 de febrero de 2010

Febrero sangriento

Por Javier Ibarrola

El mes que apenas inicia es sin duda la ocasión siempre bien aprovechada para que los militares se hagan oír.
En este mes preñado de hechos que fueron forjando la nación mexicana, el único orador es un político, (5 de febrero) de esos que de una forma u otra han participado en hacer jirones la constitución de la cual, por ejemplo, le quitaron al Ejército su misión de “mantener el imperio de la constitución”.
Pero el Ejército, ante el desorden gubernamental que llevo incluso al presidente Calderón a exponer públicamente que su principal objetivo era recuperar el control el estado y su territorio hizo suya esa encrucijada. Sin embargo, los legisladores no quisieron escuchar al alto mando militar cuando el general Guillermo Galván Galván pidió al Congreso se debatiera sobre la legalidad de las acciones del Ejército en labores para combatir la delincuencia.
Pasó más de un año para que el propio secretario de la Defensa puso un par de banderillas en todo lo alto a a los legisladores al decirle que existía la posibilidad de unificar la Secretaría de la Defensa Nacional y de Marina-Armada de México.
Lo dicho por el general Galván removió miedos y repudios por parte de civiles hacia los militares.
El día diez, la Fuerza Aérea que depende directamente de la secretaría de la Defensa Nacional, celebra su día y el 19 es el Día del Ejército.
Pero estas ceremonias, quizá como ninguna otra ocasión, tendrán una fuerte carga de dudas que el alto mando deberá despejar.
Por lo pronto, para ese entonces ya deberán haber respuestas sobre los terribles hechos ocurridos al final de enero y principio de febrero: masacres en ciudad Juárez y Torreón y ejecuciones en Sinaloa, Michoacán y Guerrero, en donde murieron más de 30 jóvenes adolescentes.
Y digo que ya para entonces debe haber respuestas, si no es que movimientos o reacomodos en el gabinete del presidente Calderón, dado que el Senado de la República citaron a comparecer al Secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, de Marina-Armada de México, Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza; el Procurador General de la República, Arturo Chávez y el Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.
Algo está pasando y cuando hace tiempo le pregunté eso a un ameritado general en activo, de valioso historial, su respuesta fue de peso pesado:
“Hay cosas que están reventando”, me dijo, y “la institución (el Ejército) no merece tantas cosas, ni individuos negativos que no merecen estar en el Ejército.
“Se dice que somos muchos los decentes y pocos los indecentes; cómo es posible que estos dominen todo. Son valores tergiversados. Faltan más políticos verdaderos. Hay que actuar de acuerdo con la ley, pero el gobierno es el primero que debe respetarla. Ojala haya una decisión para remediar las cosas, porque hace falta, me da la impresión de que va a pasar algo”. Y está pasando.
Para el militar la inteligencia está bien, lo que hay que mejorar es la operación.
“El gobierno está permanentemente entrampado. Si hace una cosa, malo; si hace otra, también. Eso es lo que hay que desenredar”.
Más recientemente, otro general, este ya retirado me explicó que el problema táctico en esta lucha contra la delincuencia organizada, consiste en que las tropas (ahora policías) viven y se despliegan reunidos para combatir.
“Sabemos que la guerrilla (narcotráfico o crimen organizado, en acciones de guerrilla como forma de lucha) se dispersa para vivir, se reúne para combatir y se dispersa para escapar de la acción de las tropas, con el agravante de que no usa uniforme que lo distinga”.
Pero el próximo día 19 el general Galván Galván será el orador militar que ponga en claro lo que está pasando en el país con el movimiento de tropas y mandos.
En esa misma ocasión el presidente Felipe Calderón también dirigirá un mensaje a la familia militar y deberá poner en claro igualmente si mantiene confianza en el Ejército o si ya la perdió para dársela a un civil.

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miércoles, 27 de enero de 2010

Las cuentas de genaro

Por Javier Ibarrola



Por fin el Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna dio la cara, después de no haber aparecido ni siquiera en el operativo “Cuernavaca” en el que murió Arturo Beltrán Leyva.
Ante los miembros de la Comisión Permanente del Congreso, García Luna dio la impresión del que entra al panteón chiflando, pero no, esta vez no estaba el deschavetado Noroña y pudo hablar con tranquilidad.
Pero la verdad es que no tenía mucho que decir. En su maletín traía una lista de mercado, eso sí, muy bien hechecita, en la que se daba cuenta de adelantos y retrocesos de la seguridad pública, de los que se tiene noticia todos los días y finalmente de lo que necesitaba para lograr, por fin, el marco legal “para garantizar la permanencia, desarrollo y fortalecimiento de las instituciones de seguridad pública”.
El informe, relatoría o entrega mediocre rendición de cuentas se puede resumir en unos cuantos puntos expuestos por él mismo. Pero no cambia nada respecto de los programas que ha presentado desde que llegó a la Secretaría.
¿Qué traía en sus reporte? He aquí algunos “descubrimientos”:
• El delito mayor que se registra en el país es el robo.
• México se localiza entre la mayor zona de producción de cocaína en el mundo y el principal mercado de consumo de drogas.
• De 2000 a 2008, la producción potencial de cocaína en la región andina: Colombia, Perú y Bolivia se ha mantenido estable, alrededor de 900 toneladas anuales.
• El consumo de cocaína en México: pasó a más de 1.7 millones de personas. Marihuana: más de 3 millones de personas. Consumidores de anfetaminas: pasó de 0.1% de la población en 2002 a 0.5% en 2008.
• En Estados Unidos existen: 6 millones de consumidores de cocaína y 25 millones de consumidores de marihuana.
La utilidad generada por cada kilogramo de cocaína colombiana colocada en Estados Unidos es de más de 95 mil dólares.
• Casi el 61% de los Policías Municipales perciben un sueldo inferior a 4 mil pesos mensuales.
• México cuenta con una estructura penitenciaria conformada por 431 centros distribuidos en el territorio nacional, con una capacidad para 172,996 internos, sin embargo, existe una sobrepoblación de 57,483 internos, lo que representa el 33.23%.
Para renovar y consolidar la Política de Estado en materia de seguridad, el Secretario de Seguridad Pública federal les dijo a los legisladores que es necesario:
I Marco legal para garantizar la permanencia, desarrollo y fortalecimiento de las instituciones de seguridad pública. (La policía trabaja fuera de la ley).
II. Protección de los sistemas de información criminal. (El Centro de Inteligencia de a SSPf es sólo un escaparate)
III. Institucionalizar la fuerza policial en todo el país. (Lo dicho: García Luna quiere para el solo el mando de todas las policías del país)
IV. Revitalizar y potenciar la cultura cívica de respeto y convivencia social armónica… ¿? y punto.
García Luna se dedicó pues a decirles a legisladores y ciudadanos en general que la sociedad mexicana sigue en completo estado de indefensión ante la delincuencia organizada.
Y ahora que reapareció García Luna en lo que parece ser el tercer acto, en el que intentará congraciarse con el alto mando militar, ordenó a sus policías ir a marchar todos los sábados como si fueran conscriptos.
En opinión del general “W” (retirado) “desde un principio, las cuestiones legales debieron formar parte de las estimaciones de situación, base para los planes estratégicos a implementar.
“En igualdad de circunstancias se encontraban y se encuentran las policía estatales y municipales, en cuanto a conocer de los delitos del orden federal. “Todo ello sin menoscabo del banco de información en el que se debieron apoyar todas (ni una menos) las acciones que se iniciaron en contra del crimen organizado, desde el primer día del gobierno de Felipe Calderón. La pregunta, aunque sea tardía es: ¿Para qué sirven entonces los asesores legales y técnicos de cada una de las dependencias de gobierno, incluyendo los estudiosos que hay o debe haber en los comités centrales de cada partido? ¿Para qué sirven los asesores técnico y legales en cada dependencia de gobiernos, federales, estatales etc.? ¿Para qué sirven los estudios que realizan al respecto las áreas especializadas de las universidades públicas y privadas, así como los centros de estudios públicos y privados formados exprofeso? ¿De qué sirve la opinión tardía del embajador Pascual, cuando el daño a nuestra Fuerzas Armadas ya está hecho? ¿La Policía Federal de García Luna, va a actuar de forma diferente y le va a enmendar la página a las Fuerzas Armadas? ¿Ya no va a ser necesario que las Fuerzas Armadas acudan en auxilio de esa policía, y no meterlas de nuevo en ese lodazal? ¿Qué estrategia va a seguir Calderón, cuando la Policía Federal no sea suficiente para detener el incremento de las acciones del crimen organizado? El problema es que ya no le queda tiempo”.

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Las cuentas de Gene´

martes, 19 de enero de 2010

Su Ejércto Mexicano

Por Javier Ibarrola

• “Su Ejército Mexicano”

Al iniciar el año, en sí la antesala del aniversario del bicentenario de la independencia y centenario de la revolución, los comunicados de prensa que expide la Secretaría de la Defensa Nacional empezaron a ser signados con la leyenda “Su Ejército Mexicano”.
El tema surge al tiempo que dentro de las fuerzas armadas, tanto sus miembros en activo como en situación de retiro, existe ya un desencanto respecto a lo que ha hecho el gobierno sobre el uso y abuso del papel de las fuerzas armadas dentro de las políticas de ataque a la delincuencia organizada, en especial el narcotráfico, y el trato discriminatorio que reciben los retirados.
“La historia del Ejército Mexicano es en cierto modo, la del país, de sus luchas, de sus empeños por reconquistar su patria, afianzar la independencia, salvaguardar su libertad y erigir un camino autónomo de vida”, dice el mensaje que ahora se ha vuelto lema.
En ese contexto, la voz del Ejército señala la tarea de “revisar el proceso de evolución de nuestras fuerzas armadas hasta llegar a su actual condición, inquirir en el papel que les ha tocado desempeñar en el cumplimiento de nuestros objetivos y aspiraciones colectivas”.
Es este “su Ejército Mexicano”, el que ha venido haciendo frente al crimen organizado, que según el general Guillermo Galván Galván, son los perversos agresores de la sociedad.
“Es la sociedad, con justicia y razón, quien reclama el empleo de las capacidades del Estado para enfrentar a quienes pretenden interferir su desarrollo y perpetuar la percepción de inseguridad en el país. Estos desafíos los encaran el Ejército y Fuerza Aérea con determinación, valentía y responsabilidad, absolutamente conscientes del sitio que ocupan en el andamiaje gubernamental”.
Esta posición la fijó a principios del año pasado, precisamente en Chihuahua, recordando que “la ciudadanía, a través de sus gobiernos, es quien ha demandado una participación más activa de las Fuerzas Armadas para coadyuvar a nulificar y desactivar tendencias y actores, cuya conducta desafiante y desbordada, al margen de toda ley, han puesto en grave riesgo el orden interno”.
Pero nada de esto tuvo eco o se olvidó pronto, cuando el presidente Calderón ordenó el retiro de dos mil efectivos militares acantonados en Chihuahua.
El presidente Calderón ve las cosas de otra manera, o se las hacen ver diferentes. Para él, “la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de soporte y refuerzo a la seguridad pública son tareas subsidiarias, que eventualmente deberán ser asumidas a plenitud por las autoridades civiles.
La actitud dubitativa de Felipe Calderón ante el uso y a veces abuso de las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico, lo ha llevado o lo han llevado a jugar a los soldaditos: una vez los pone en un extremo, otra los lleva a la orilla de la mesa y otra, la mayoría, les da atole con el dedo, poniéndolos además en el banquillo de los acusados.
El 1 de junio pasado, Día de la Armada, cuando los marinos celebran su día, recibieron la noticia de que el presidente los mandaría muy pronto a sus cuarteles. Antes los soldados habían recibido ya la misma noticia.
Pero sus palabras se las llevó el viento cuando los marinos recibieron la orden de realizar el operativo en el que cayó el narco Arturo Beltrán Leyva.
Y en impase en el que la politiquería legislativa se entretuvo con la posible fusión entre el Ejército y la Armada, dos mil elementos del Ejército destacados en Chihuahua, fueron retirados del campo y sustituidos por policías.
El movimiento no puede verse sino con los lentes de la política, pues sus diferentes sectores, además de los asesores presidenciales, dejaron ver que a Calderón le pesaba demasiado la presión de los chihuahuenses que ya no querían ver soldados en sus calles.
El legislador panista Gustavo Madero Muñoz no tardó en irse a la cargada y aunque “destacó” las labores realizadas por el Ejército en Chihuahua, aseguró que ahora en una segunda etapa del operativo especial aplicado en ese estado, la Secretaría de Seguridad Pública federal, con cerca de dos mil efectivos, “hará un papel relevante a los trabajos de vigilancia”.
Ahora, el operativo Chihuahua pasa a una segunda etapa, en la que la Policía Federal tomará el mando y confío plenamente en que, con el “liderazgo” del secretario Genaro García Luna se obtengan buenos resultados.
Por lo pronto hace casi un mes que Genaro García Luna no asoma la nariz ni aparece en la televisión realizando sus acostumbrados numeritos. Habrá que esperar, primero, que no pase nada en Chihuahua y los soldados tengan que regresar. Después que García Luna nos diga cómo le hizo para formar tan rápido a dos mil policías capaces de hacer frente a los narcos de chihuahua.
Su Ejército Mexicano es de todos, menos de aquellos que creen que el poder es para siempre.

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